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Suecia debería escribirse con K de Ikea y de fika. Seguro que conoces el significado de la palabra fika aunque nunca hayas estado en el país elegido este mes para el Carmela Tour. De la misma forma que todos hemos bebido café en Ikea sólo porque se puede rellenar gratis.
Pero si no es así, el blog SweetSweden lo define de maravilla: ‘Fika es una institución social en Suecia. Implica hacer una pausa en una actividad para beber café o alguna otra bebida con amigos, familiares o compañeros de oficina. Esta tradición es algo central en la cultura sueca».
¿No es ideal? A veces, una sola palabra puede encerrar todo un universo de significados. (Por cierto, te recomendamos el libro de palabras ilustradas ‘Lost in Translation’ de Ella Sanders para ahondar en esto de las palabras raras y bonitas) Y, sí, vale que el término anglosajón coffee break es algo muy similar, pero que levante la mano quien no duerma con un ‘nórdico’ en invierno. (Disculpad que nos valgamos de un chiste malo para explicar que el lifestyle y la decoración de los países escandinavos nos fascinan)
El momento fika de echar un café en el trabajo. / Unplash.
En España nos pasa algo muy parecido con la forma que tenemos de beber y vivir el café. Vale que no nos hemos inventado una palabra concreta como fika, pero utilizamos el café de comodín para expresar otras cosas en nuestro día a día. Algunos ejemplos:
Luego está lo de utilizar el café en expresiones de todo tipo:
Y ya en el nivel PRO se encuentra lo de llamar al café de mil maneras diferentes. Quien sea de Málaga entenderá los siguientes nombres. Por cierto, están ordenados de menos a más cantidad de café:
Fika: la pausa del café. / Unplash.
Lo que tratamos de compartir en este post ‘descafeinando’ es que en Suecia, en España y en medio mundo, lo que de verdad nos atrae del café no es su cafeína, sino el conjunto de emociones, rutinas y experiencias que se crean a su alrededor.
El café, con independencia de cuántos te tomes y cómo lo tomes, representa: empezar el día con buen pie tomando uno rápido antes de salir de casa; el gustazo de tomarte el segundo desayunando en el bar donde te conocen por tu nombre (como en La Auténtica Carmela); los chascarrillos de media mañana en el pasillo del trabajo; el cigarro de después de comer; los pistoletazos de salida a sobremesas de risas y copas con amigos; las noches de insomnio estudiando; la taza con la que te calientas las manos y el alma en las tardes lluviosas de domingo; las primeras citas con el chico que te gusta; las jugadas de cartas en la cafetería de la facultad…
¿Se os ocurren más momentos y razones por las que el café es la segunda bebida más ingerida del mundo después del agua?
Gracias a Suecia por regalarnos las tazas modelo Ikea para hacer un fika y a ti por querer echarte un café con nosotros mientras lees esto. Y ¡recuerda! Da igual el idioma, lo que importa es el sabor.