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La cocina tiene estas cosas: un sabor puede ser totalmente distinto si sumamos dos productos de contraste total. Es lo que pasa con las berenjenas, una planta de fruto comestible que puede usarse de mil formas y siempre sorprende. Como guarnición, con huevo, gratinada, rellena, en lasañas, la berenjena siempre es un acierto… Pero hoy venimos a hablaros de las berenjenas fritas con miel de caña, uno de esos platos que nos ha legado la gastronomía árabe y que aquí en Granada son apreciadas con bastante entusiasmo. ¡Así nos lo demostráis en La Cuchara, donde ya sabéis que somos adeptos a este plato!
Para empezar, si hablamos de las berenjenas como tal tenemos que remontarnos al 2.000 a.C., que es cuando se tiene constancia de los primeros cultivos en India, Birmania y China. A Europa no llegaría hasta la Edad Media cuando la introdujeron los comerciantes árabes y, según cuentan, el desconocimiento que había de esta hortaliza en ese momento por estos lares hizo que se creyera que su consumo producía fiebre, epilepsia y hasta locura.
Nada que ver. Las berenjenas son antioxidantes (buenas para el corazón y contra el envejecimiento) y ayudan a reducir el colesterol. Pero es que además, cocinadas como demandan (fritas, cocidas u horneadas), podemos conseguir platos gourmet con los que sorprender a tus invitados. Aquí va como regalo un estupendo artículo con algunas ideas para prepararlas en pizzas, como envoltorio de espaguetis o como parte indispensable de un timbal de categoría.
A nosotros ya sabéis que lo que se nos da bien (y lo que más nos gusta) es preparar las berenjenas fritas con miel de caña. Un plato muy popular, a simple vista sencillo pero que por el fabuloso contraste entre lo salado y lo dulce hace que nos sepa a dioses.
Esta receta de origen árabe se la atribuyen, por lo que hemos encontrado, Granada, Córdoba, Málaga y Jaén. Lo cierto es que es andaluza, y así no nos equivocamos. Para profundizar más en el asunto os recomendamos la lectura de este maraviloso tratado sobre la berenjena en historiacocina.com, donde encontramos un texto bastante amplio sobre la forma de cocinar la berenjena al estilo árabe y donde también entraba en juego el vinagre… sí, sí, como leéis.
El gran secreto de esta receta que gusta a grandes y pequeños es que la acidez de la berenjena desaparece (gracias al proceso de fritura en aceite) para dejar paso a un hondo contraste entre lo salado y lo dulce, eso que tanto se lleva hoy y que ya viene de lejos.
El Comidista nos hablaba hace poco de cómo conseguir que las berenjenas no absorban tanto aceite al freírlas, y así, tengamos un plato un poquito más sano. El truco siempre será lograr esa textura crujiente por fuera y tan sabrosa por dentro.
El segundo ingrediente indispensable de esta receta es la miel de caña, una melaza que se obtiene de la caña de azúcar (como indica su nombre) y que además de ser un poderoso elixir para la salud (Motril es uno de esos reinos donde se obitene) tiene un sabor excepcional.
Regar con la miel de caña unos bastones o lomos de berenjena da como resultado un manjar que os aconsejamos probar. ¡Aquí os están esperando nuestras estupendas berenjenas con miel!